miércoles, 27 de febrero de 2008

La mano que sigue (la mano)



Si alguien pensaba que los manomanistas iban a detenerse con la proyección de sus trabajos finales estaba muy equivocado. Tras la pausa festivalera (el trabajo de montaje, las sesiones de películas y las noches en los bares les mantuvieron alejados de la red), vuelven con fuerzas y pasión al blog que les vio nacer. Bienvenidos sean. Y que viva el pixel.

martes, 26 de febrero de 2008

Encuentros


Disipado el festival, lo único que quedarán son las películas, sus reflejos en las retinas, las crónicas de los amigos, las despedidas en prensa y las publicaciones del festival. Un intento como cualquier otro de luchar contra el tiempo.

Este año le ha tocado el turno a Ermanno Olmi, en un libro coordinado por Carlos Mugiro que recoge, entre otras muchas cosas, el encuentro entre Mercedes Álvarez y el cineasta italiano. Finalizadas las proyecciones, el libro es la mejor, sino la única, puerta de entrada a un cineasta a reinvindicar.

Quien esté interesado, lo puede solicitar aquí:
Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra.
· Teléfono: +34 848 427 121.
· Correo electrónico: fondo.publicaciones@navarra.es
· Web: www.cfnavarra.es/publicaciones

sábado, 23 de febrero de 2008

Gracias a todos

1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10

Las gracias incluyen, evidentemente, a todo el público que nos apoya. De nuevo, gracias.

viernes, 22 de febrero de 2008

Bingai. Ganó


El jurado ha deliberado. Y ha decidido esto:

Gran Premio Punto de Vista, dotado con 10.000 euros
BINGAI
. Feng Yan. China, 2007. 114'

Premio Jean Vigo al Mejor Director, dotado con 5.000 euros
TSUI NO SUMIKA / Su preciada vieja casa
. Tatsuya Yamamoto. Japón, 2006. 80'

Premio al Mejor Cortometraje, dotado con 3.5000 euros
52 PROCENT / 52 percent / 52 por ciento
. Rafal Skalski. Polonia, 2007. 20'

Premio Especial del Público, dotado con 2.500 euros
TOVARISCH, I AM NOT DEAD / Tovarisch, no estoy muerto
. Stuart Urban. Reino Unido, 2007. 85'

Primera Mención especial, dotada con 1.000 euros
MUST READ AFTER MY DEATH / Leer tras mi muerte
. Morgan Dews. España / EEUU, 2007. 72'

Segunda Mención especial, dotada con 1.000 euros
MARDKAYIN PATMUTYUN PATERAZMI YEV KHAGHAGHUTYAN ORERITS / A story of people in war and peace / Una historia de gente en guerra y paz
. Vardan Hovhannisyan. Armenia, 2007. 70'

Para aquellos que no las hayan visto, que las quieran volver a ver o que no sepan cómo ocupar un sábado de finales de febrero, proyecciones gratuitas en Civican. Todos al cine.

jueves, 21 de febrero de 2008

Maestro OLMI

¿Nos despedimos de Olmi? Es lo que tiene ocupar una retrospectiva, damos por hecho que gran parte del camino está recorrido. El festival pone a nuestros pies las grandes obras del muy considerado director. Esta semana he tenido Olmi para rato. Desde la primera hasta la última de sus películas, pasando por la más grande. Hablo de Il tempo si è fermato, El árbol de los zuecos y Centochiodi: primera, grande, última.



Il tempo si è fermato. Sólo con esto ya es posible venerar al primerizo. ¡Qué bueno! Son 90 minutos de ternura desbordante. Creo que no es posible estar más inspirado, cada plano es más ingenioso que el siguiente, y cada situación también. Sorprende que los actores sean en realidad los guardianes de la presa, y sorprende que Olmi estuviera ahí con ellos, pero aún más que el tiempo se aprovechara de esa forma. El tiempo, protagonista, juega en favor de aquel que le dedica una pieza así, y le corresponde con creces; el tiempo también se detiene para nosotros, pero con una sonrisa perpetua.



El árbol de los zuecos. Son tres horas de película, pero las merece. Esta obra ya ha sido suficientemente reconocida, Adriano Aprá la ha mencionado entre las grandes obras de la historia del cine. Puede ser, porque el cine consigue en estas horas su máximo potencial narrativo, y eso me conmueve. Risas desperdigadas, y, otra vez, sonrisas por doquier.



Centochiodi. De las tres, la menos intensa. El reto, trasladar la vida de Cristo al 2003. Hacerlo sin levantar revuelo y plausible es un mérito inalienable. Pero, no sé si está a la altura de las otras dos. Otra vez, como no, Ermanno Olmi deja hablar al resto más que a él mismo. La naturaleza se hace con los márgenes y, mientras, él parece ocultarse como quien vive y deja vivir. Vale, es cierto que no lo es, pero lo parece, y su fingida ausencia nos permite concentrarnos más en lo que pensamos que vemos por accidente o azar, y con ello, más sensibilidad, más complicidad, empatía y como no, simpatía.



Se acabó por esta vez. Un placer.



Beatriz Herzog.

el otro lado

Tras las fachadas


Under Construction, Alguna tristeza e Ilya + Marusya.


Al grano, que diría el filósofo:

Under Construction es un juguete interesante. La cámara vuela cual pájaro urbano entre edificios en 2D, sorteando formas similares a aquellos libros infantiles que, al abrirlos, descubrían castillos, fortalezas y calles de papel. De repente, el objetivo elige una ventana al azar y, tras colarse furtivamente, filma la desolación de los vecinos ocultos tras las fachadas.  

Alguna tristeza tiene la frescura del cine documental ágil, intuitivo, indomesticado. Las imágenes fluyen al son del pensamiento de su creador. La cinta evidencia que la pluma ya no es el único instrumento del poeta, que se pueden pergeñar bellos versos pulsando el REC.
La dulce voz en off me recuerda, por cierto, que aunque España enseñara a hablar a los latinoamericanos, ellos nos enseñan cómo hacer música con las palabras. Qué chévere.

Respeto la noble intención de Ilya + Marusya, pero mi retina no aguanta ese torrente de nostalgia epistolar. Lo siento, me ha aburrido. Merezco ir a un Gulag, ¿no?

Yago González

miércoles, 20 de febrero de 2008

HETERODOCSIAS, De la locura a lo variopinto.


He vuelto a acudir a heterodocsias. Y hoy ya sí que no sé qué opinar, supongo que esa es una de sus intenciones. Me refiero a Albert Alcoz, María Cañas, Gonzalo De Lucas, Andrés Duque, Lluis Escartín, Vístor Iriarte y Rafael R. Tranche, culpables de mi desorientación.


Este grupito tiene un proyecto entre manos: La mano que mira. Y mientras tanto se dedican a pasar cosillas que tienen guardadas para, a propósito o por accidente, un público al que, quizá,verlo no le suponga un mazazo.


Empecemos por el primero. Luces, cámara...culpable.

Albert Alcoz nos muestra ocho trabajos en Super 8. La combinación de imagen y tratamiento sonoro está muy lograda, y sus ideas experimentan con nuestra intuición y nuestra paciencia hasta que casi logramos entenderle. Especialmente brillante La Costa Brava y Forth and Back and Forth. Si a él no se lo parece, que me lo diga.
María Cañas...¿Qué tienes en la cabeza? Su obra, desde luego, no deja indiferente. De las risas pasas a las nauseas con bastante facilidad, y eso no es fácil. Creo que la cámara en sus manos está entre colocada y desinhibida, pero el resultado es abrumador. http://www.animalario.tv/
Gonzalo De Lucas. De las dos obras presentadas, Sobreimpresiones me ha gustado más que Carta de Franz Kafka a Felice Bauer. No sé si es porque esta última es como la calma entre la locura de los demás, y por descompensación queda relegada al olvido en mi cabeza, o si realmente Sobreimpresiones es mayor. Consigue que nos montemos en una barca, de crucero por la belleza y la tranquilidad que ella emana. Bien, bien.
Andrés Duque y su Paralelo 10. Las figuras que su protagonista trabaja son de ángulos perfectos y aristas milimetradas, pero yo veo una espiral. Porque el ritmo te introduce en un descubrimiento del que quieres saber más y más. Porque de la ajenidad a la integración hay algo menos de media hora, y porque realmente nos creemos que esta filipina es una visionaria a la altura de Da Vinci.
Lluis Escartín...yo he pensado que me recordaba a Hitchcock y su ventana indiscreta, pero mi amigo de al lado ha resoplado. "Joder, esto sí que es un documental, no hay discurso, es un documental de verdad, es la esencia." Y como yo no sé muy bien qué decir, pues me apunto al carro. Me gusta el título, Nescafé-Dakar.
Víctor Iriarte. Decir adiós es una forma bonita de darte a presentar en Punto de Vista. Pero luego hay otra cosa que no aparece en el catálogo, y no apunté el nombre. Llamémosle Las caras de las chicas que me ponían los pelos de punta (siento cambiarle el título). Pues ese me incomodó. Sería por la expresividad de las caras, o porque las chicas me lloraban ahí, justo delante, y yo no podía consolarlas, y además, yo no les había hecho nada. Y luego me pregunté qué podría haberles hecho para que respondieran así. En estas estaba cuando se acabó la proyección y otro amigo aplaudía como loco.
Rafael R. Tranche nos habla del mar de Madrid (MarMadrid). Está empeñado en mostrarnos que existe, y más o menos lo consigue. Tiene unas imágenes preciosas de Madrid portuaria, de grúas que hacen las veces de mástiles y lonas de fachadas que hacen de velas. La única pega, su banda sonora suena a río. Pero, ¿qué le podemos pedir si es del interior?


Y nada más. Mañana presentan aquello por lo que están aquí. Una propuesta de Punto de Vista, La mano que mira. De este grupo, todo se puede esperar. Yo espero que experimenten conmigo como lo han hecho hasta ahora. Al principio te sientes un poco pelele, pero le acabas cogiendo el gusto. 12:30 Civican o 22:30, Golem Yamaguchi. Visitad http://lamanoquemiralamano.blogspot.com/


Beatriz Herzog.

Bingai

La aldea de Guilin (China) está destinada a desaparecer. Cuando se concluya la construcción de la presa de las Tres Gargantas, situada a 175 metros por encima de su nivel, toda la localidad quedará sumergida en el fango.
Durante seis años, el Gobierno, "ayuda" a los vecinos de la localidad a trasladarse y abandonar sus hogares. Pero hay una excepción. Subsistiendo en condiciones de extrema miseria, una madre coraje de la que dependen su marido "incapacitado" y sus tres hijos, se niega a aceptar el mismo destino.
El documental muestra y denuncia la cara menos conocida y más triste de China. La realidad de las zonas rurales, donde reina el sacrificio y arduo trabajo de sol a sol a cambio de unas mínimas condiciones de subsistencia.
Los sueños son la única forma de evasión que le queda a una mujer que acepta con resignación y asombrosa tenacidad la realidad tan dura que le ha tocado vivir.
Bingai trata un tema interesante y poco explotado, pero 114 minutos de denuncia pueden terminar por saturar al espectador.


Gorka.

Las cosas que presentan los hombres que escribieron


Menos para Ana Rosa Quintana y César Vidal, escribir y editar un libro no es cosa fácil. Pero con esfuerzo, horas (doy fe) y pasión, todo es posible. Mis amigos Alberto y Efrén han publicado "Paisajes del yo", una recopilación de artículos sobre el cineasta Ross McElwee, jurado del Festival y un referente del documental autobiográfico. Del libro mola todo, de la portada al código de barras. Hasta el contenido. Los autores, además, dicen cosas interesantes.

Enhorabuena, friendos. De corazón. 

Yago González


Otro (s) cine (s)

Llegó, vio y marchó. Y ahora escribió. Gracias, Manu.

martes, 19 de febrero de 2008

1937 y La Campana

Daban las diez y media de la noche y en los Saide la sala 5 se abría a dos estrenos: 1937 de Nora Martirosyan y La Campana de Audrius Stonys, y ambos estaban presentes. Había mucha gente con acreditación, indicador de que ahí se cocía algo bueno.

1937. Una hija es testigo de cómo se llevan a su padre detenido en plena noche. Nora insiste en que lo importante no es la circunstancia, sino pretende que sea un reflejo de lo vivido a nivel social, popular, en la Armenia del 37. Las llamadas purgas estalinianas. El sonido, dijo ella, esto es, la entrevista, fue rodada con cinco años de anterioridad a las imágenes que, por montaje, le preceden. Cinco años de concentración dan sus frutos. Lo que la directora consigue a cambio es brillante. La pantalla se inunda de colores, chillones, preciosos, que embargan, que capturan la felicidad del instante, el cariño familiar. Después, la tormenta. Puede que quepa tacharlo de obvio, pero la tormenta es perfecta. Es sensorial. Te toca. Bravo.



La campana. El paraíso y el infierno. Dios y el Diablo. Una campana en la iglesia y su hermana sumergida en el fondo del lago. Se llaman pero no se puede reencontrar. Esta leyenda recorrió una vez los salones de Lituania, pero la gente empieza a olvidar. Audrius no quiere olvidar y se traslada hasta a este pueblo como heraldo del pasado en busca de la realidad de las leyendas populares. El frío nos traspasa en la butaca mientras dos buzos rastrean el fondo del lago donde la leyenda de la campana va muriendo. La gente recela, no quieren disturbar las aguas, pues todo lo que está arriba es cosa del Señor, pero de lo sumergido es mejor no aventurar. Audrius nos mete de lleno en el infierno, pero es sedante, solitario, estético, paradisíaco. Es un hogar del que no queremos salir.

Se volverá a pasar el jueves 21 a las 22:30 en Saide Carlos III. De verdad, es precioso.

Beatriz Herzog.

Nijuman no Borei (200.000 phantoms) / El sastre / Must read after my death

6 de agosto de 1945. 8.14 a. m. “Little Boy”, la primera bomba atómica, cae sobre Hiroshima arrasando literalmente la ciudad. Miles de personas mueren al instante. A sólo 150 metros del lugar de la explosión, una estructura resiste en pie rodeada de escombros. Es el edificio A-bomb.

Jean Gabriel Périot centra su cortometraje, Ninjuman no Borei (200.000 fantasmas) , en este edificio. A través de fotografías, reconstruye la historia y los acontecimientos sucedidos en los años posteriores alrededor del A-bomb.
Aquel fatídico día, una edificación se mantuvo en pie. Durante la reconstrucción, mientras la ciudad se alzaba de nuevo a su alrededor, fue la única que se preservó exactamente como se encontraba después del bombardeo. Un símbolo que mantenga vivo aquel suceso en la memoria de la humanidad.

Mohamed es paquistaní y trabaja en una minúscula sastrería en Barcelona. Pese a pasar la mayor parte del día en un lugar tan angosto, su vida diaria esta llena de conflictos: la falta de comunicación con los clientes, las discusiones con su ayudante, las dificultades del negocio... y Óscar Pérez está allí, cámara al hombro, a dos palmos de Mohamed, para dejar constancia de todos los sucesos.

El carácter de Mohamed, las diferencias culturales y los conflictos con su ayudante crean un caldo de cultivo que genera un cortometraje simple en apariencia pero con un gran trasfondo. Lo cotidiano se vuelve excepcional.

"¿Quién es el de la cámara? Cuidado, podría ser de la policía secreta".

Risas aseguradas en la sala.

Risas que se apagan una vez que empieza el largometraje de Morgan Dews. Alice, madre de tres hijos, deja una serie de documentos con una nota al morir: "leer tras mi muerte". 50 horas de grabaciones de voz, 201 películas caseras y 300 páginas escritas que se resumen en 72 minutos en Must read after my death.

Un ambiente familiar en apariencia normal pero no el más adecuado para educar a tres niños, infidelidades, el ingreso de un hijo enfermo, los problemas con la bebida y una muerte no muy clara. A través de imágenes caseras de archivo y las grabaciones originales de voz, los secretos más íntimos de la propia familia de Morgan Dews quedan amargamente al desnudo. Sacar a la luz los trapos sucios de tu familia puede ser discutible, hacerlo como Dews, es hacer un documental sumamente interesante.

"Madre, ¿qué ha pasado? Éramos una familia tan feliz..."



Gorka.


Los tres documentales se proyectarán mañana, miércoles 20 de febrero, a las 19.30 en Civican.

La puta calle


Bad Blue Boys y Welcome Europa.

Ya echaba yo de menos el documental social en el Festival (y perdón por la rima). Sin menoscabo hacia las piruetas bizarras, creo que el espectador se revuelve menos en el asiento cuanto mayor sea el vínculo entre lo que se muestra en la sala oscura y la realidad que aguarda a la salida. Porque, puestos a fantasear, mejor acudir a Star Wars o al producto nacional
     
   La cosa empieza con Bad Blue Boys, que guarda cierta similitud temática con la mejor película hasta la fecha. Un antiguo hincha del Dinamo de Zagreb, equipo de fútbol de la ciudad croata, sobrelleva como puede su vida cotidiana. Las borracheras de violencia y caos del pasado han dejado una sempiterna resaca en su alma con diagnóstico psiquiátrico. El director oculta el rostro del protagonista pero trasmite con acierto su tormento vital. ¿La clave? El silencio, el silencio, el silencio. Y, de vez en cuando, como arañazos de furia, algún rasgueo de rock and roll. No obstante, se echan en falta algunos minutos de más que acaben de redondear y matizar la historia. El final es abrupto, desconcertante. Tal vez sea esa su intención. Yo me quedo con hambre. Pero el aperitivo estaba bueno.   

Nota: Sentado a mi lado, el cineasta y miembro del jurado Ross McElwee (un híbrido de Geoffrey Rush, Spielberg y Rubalcaba) toma notas en su libreta sin despegar los ojos de la pantalla. Qué tío. Pero, aaaaamigo...  tampoco se libra de las pugnas contra Morfeo. Cosas del jet-lag, I suppose.

No hay mejor chute de conciencia que el mostrado a cara descubierta. Sin filtros, tapujos ni barnices happy-hippies. Si parte del cine documental es un buen escaparate de injusticias sociales, Welcome Europa es El Corte Inglés. Durante hora y media, vemos a inmigrantes (marroquíes, turcos, rumanos) que se pasean por la puta calle de ciudades europeas. Buscando dinero, vida, dignidad y hallando soluciones denigrantes: sexo por dinero en lavabos mugrientos, compañía y placer a adultos viciosos, etc. Baretos sórdidos, estaciones de autobuses, puentes convertidos en colmenas humanas, son los únicos paraísos con los que se topan estos rastreadores de la estabilidad. Europa y sus puertas cerradas. A cal y canto.

"España es una puta y al que le fascina, un marica", dice un marroquí vagando por Sevilla.

Por favor, Carlos, Gonzalo, mandad copias de esta peli al barbas y el cejas. Que aprendan. 

Yago González

Bad Blue Boys y Welcome Europa se proyectarán pasado mañana, jueves 21, a las 17.00 en Civican.




TIME INDEFINITE


Ross McElwee está entre nosotros, viendo y juzgando sobre lo que ve. Ahora ha llegado nuestro momento. Hablemos sobre Time Indefinite. Magistral.
Ross McElwee es una autoridad del cine documental, así lo consideran en Punto de Vista, y así lo demuestra, con agilidad, en Time Indefinite. Ross es capaz de hacerte olvidar que es él el que está continuamente con el ojo en el visor, aunque lo repite constantemente. Y te lo hace olvidar porque es capaz de hacer de su vida, de esos videos caseros que todos tenemos en nuestras baldas, una auténtica película, que te agarra y te estrangula hasta los créditos finales. No sabemos si es que él tiene la fortuna de rodearse de gente maravillosa o si es que es capaz de sacar lo mejor de todo hacia lo que apunta. Lo cierto es que de su vida, de su metraje, saca una historia compacta, con un principio que te situa, un segundo acto que te adentra en el tema de la muerte y de lo que es capaz de hacer con las personas, sus sentimientos y pensamientos, y un final donde todo vuelve a ser calma.

¿Cómo lo ha hecho? ¿Cómo puede una persona tener tan claro el argumento de su vida? ¿Cómo puede ser el cine tan real y tan increible en sólo 114 minutos? Los que asistieron a la proyección tuvieron la oportunidad de preguntárselo. Y hoy la tienen los alumnos de la Universidad de Navarra. 16:30, Aula 1.

Beatriz Herzog.

Philibert, Philibert


El director de Ser y Tener impartió ayer en Punto de Vista una Master Class. Y hoy podemos leer una pequeña entrevista aquí.

lunes, 18 de febrero de 2008

Guerra


Journal nº1 - An artist's impression y A story of people in war and peace


Curiosa reflexión la de Hito Steyerl en Journal nº1 - An artist's impression.  Dos dibujantes recrean las imágenes de un noticiario de 1947 perdido en la guerra de Yugoslavia de los noventa. Dos películas se proyectan simultáneamente en la pantalla, vertebradas por el discurso de uno de los artistas y la búsqueda de la cinta desaparecida. Dos miradas sobre una misma realidad: la de la pérdida, material y espiritual, que sucede a todo conflicto armado. Interesante.

A story of people of war and peace es lo mejor que he visto hasta la fecha en el Festival. El periodista Vardan Hovhannisyan se lanza a la búsqueda de un puñado de ex combatientes a quienes filmó en 1988 en el frente de la guerra entre Armenia y Azerbayán. Veinte años después, las muescas del tiempo son tan o más sangrantes que las heridas de batalla. Muchos de los soldados son ahora seres perdidos, incompletos, angustiados por la intangibilidad de un enemigo sin causa ni fusil: la vida misma. Tal y como dice uno de ellos: "En la guerra teníamos un objetivo claro y visible: vencer y volver a casa. Ahora, en tiempos de paz, los problemas abren miles de frentes contra los que no sabes cómo luchar". Si bien Hovhannisyan cae a veces en el lugar común y el trazo grueso a la hora de verbalizar en off las miserias de la contienda ("la guerra cambió nuestras vidas para siempre" y similares), las imágenes golpean con toda su autenticidad y equilibran la balanza.

Puede que esta película sí que vuelva verla algún día. Qué coño puede. Seguro. 


Yago González


Journal nº1 - An artist's impression y A story of people in war and peace se proyectarán mañana, martes 19, a las 19.30 en Civican.


La mano que pincha!


Música, vídeo, proyecciones. El Nicolette Club, en la calle Tejería 3, se ha convertido en el punto de encuentro nocturno de Punto de Vista. El martes, miércoles y jueves, Andrés Duque, uno de los participantes de La mano que mira, pondrá música al festival, a partir de las 12 de la noche. ¡Os esperamos!

Her dear old house

Lo reconozco. Antes de verlo, creía que el documental sobre una anciana y la casa donde ha vivido durante casi un siglo iba a ser un tostón de cuidado. Nada más lejos de la realidad.

En Her dear old house, Tatsuya Yamamoto graba la vida cotidiana de su abuela Matsu durante un breve período. El tiempo justo para desalojar su vieja casa, a punto de ser derruida, y sacar a la luz los recuerdos a través de objetos que un día fueron olvidados en el fondo de un cajón. Pequeños "tesoros" que representan lo que ha sido su vida y a los que la anciana se aferra negándose a olvidar. Estos objetos y las conversaciones con su hijo son una puerta abierta a la historia: su boda, el nacimiento de su hijo, la guerra de Japón contra Estados Unidos... A sus 90 años, Matsu, es la experiencia personificada.
Rodada con una sinceridad que se echa de menos en muchos otros documentales, no importa que la anciana mire directamente a la cámara con la curiosidad e inocencia de un niño. Así es ella, es real.

"Es mi nieto, me sigue a todas partes. Hace películas".

Entrañable. Digna de ver.

Gorka.


Her dear old house se proyectará el miércoles, 20 de febrero, a las 17.00 en Civican.

domingo, 17 de febrero de 2008

Regreso al kibutz


Scénes de chasse au sanglier (Escenas de la caza del jabalí) y Ocho veintiocho


La verdad, por delante. No he entendido el sentido de Scénes de chasse au sanglier (2007), pero mentiría si digo que me ha disgustado. Sea la desconcertante atmósfera que recrea Claudio Pazienza, el arrullo de su sugerente voz en off (el francés es el francés) o su  carga simbólica, el ojo no se despega nunca de la pantalla. Cada plano huele a desafío. "A ver si sabes de lo que estoy hablando", parece decir el director. Y, aunque no llegamos a comprenderlo, el universo de la cinta se nos antoja irresistible. La trama que parece hilar el meollo es la relación del director con su fallecido padre. Puede ser. Al final nos quedamos con una embrujante propuesta entre el surrealismo y la alegoría y con el consuelo de no sentirse estafados pese a su tono críptico. 
Para mentes exigentes y ojos reposados. 
Aficionados a la caza reclamados por el título, absténganse.


Como viene siendo ya costumbre en el Festival, tras los malabarismos de Arte y Ensayo llegan los platos más digeribles. Y, para un servidor, más gozosos. Ocho veintiocho es la historia del retorno al hogar, tema muy recurrido por el cine de ficción. Aquí, la autenticidad documental redobla la ternura y la empatía. El director, Lavi Ben Gal, vuelve a su kibutz cámara en ristre tras diez años de ausencia. Sin revelarse él mismo en pantalla, filma a familiares, vecinos, antiguas profesoras, niños, incluso perros... Piezas clave del puzzle de su existencia. La cinta retrata sin filtros a la comunidad judía y es fiel testigo de la conjunción de tradición religiosa y vida moderna.   
Una película simpática, cercana, agradable y sincera.


Yago González


Scénes de la chasse au sanglier y Ocho veintiocho se proyectarán el martes 19 a las 17.00 en Civican.

Rueda de Prensa de La mano que mira

Los siete directores del proyecto La mano que mira, albergado en la sección Heterodocsias, charlaron el sábado 16 con la prensa acerca de sus experiencias con el teléfono móvil. Estos son algunos fragmentos de la rueda de prensa.

Crónicas minuto a minuto


Nos miran. Los amigos de Septimovicio.com llevan varios días entre nosotros, haciendo crónicas diarias de lo que van viendo. Un lujazo.

¿Somos anticomunistas?


¡Hola a todos!

Os saludo con alegría porque ayer sobreviví a Fengming: Una memoria China. Una foto nunca había sido tan elocuente. Tres horas de plano estático nos maltrata y nos hace llorar, no por la historia, que es realmente trágica, sino por la elección del director de hacérnosla llegar en forma de radio y sin fascículos. Si el público sólo se ríe cuando una anciana dice que tiene que ir al baño o cuando le llaman por teléfono es más que un indicio del drama interior que sufre uno sentado ahí sólo y desamparado, en la oscuridad de la sala, y frente a una china que nos martiriza con su vida miserable. Sí despierta compasión, no penséis que no tengo corazón. Y no sólo eso, la anciana tiene una labia que rompe. Yo sólo opino que la idea del director es desafortunada. Que este material tendría que haber sido de apoyo para contar una historia que apela al alma. Que tiene un potencial tirado por tierra.
La anécdota. Un chino se me sentó al lado. Estaba un poco perdido porque las entradas eran numeradas y me pidió ayuda. Pues sí, es aquí, a mi lado, le dije. Y se puso a mirar con curiosidad al resto de la gente que iba pasando. Me preguntó a ver si la gente venía porque la entrada era más barata. Estaba indignado porque sólo costaba dos euros y quería saber si sólo era por la película, que era china. Como si fuese una imitación. ¡No, no!, ¡todas cuestan dos euros! Por ser del festival y eso... Pero aún me miraba como si yo tuviera una segunda y pérfida intención. Y luego la peli empezó y según pasaban los minutos resoplaba y resoplaba, y me miraba y me decía, ¿cómo lo aguantas? Él al menos lo entendía todo, que tenía las gafas en la mano y no tenía que leer los subtítulos, soy realmente observadora... Y se marchó.
Oigan, que esto es sólo la excepción, ¿eh? Que realmente estoy disfrutando de todo esto. Y que Wang Bing no sepa artes marciales o de veras peligro.
Beatriz Herzog.

CORTOMETRAJES Ermanno Olmi (1954-1958)


Desde Punto de Vista se saluda a Ermanno Olmi con una retrospectiva de su obra.

Como público estoy encantada con la oportunidad que me dan de conocer, tan al alcance de la mano, a otro prodigio del cine. Pero después de ver los Cortometrajes Ermanno Olmi (1954-1958) sé que no es suficiente para hacerme una idea de lo que está por venir. No es de extrañar, seguro que más de uno ya ha alucinado con lo presentado, media docena de cortos publicitarios, bajo el nombre industriales, se pasan en pantalla para empezar a conocer al director italiano. Desconozco el criterio seguido para presentar esta sección, tal vez sea ese tan sencillo de empezar por el principio, pero lo único que se saca en claro después de hora y media es que te encuentras ante la obra de alguien con unas ganas imparables de hacer cine.

¿Por qué lo digo? Como aspirante a cineasta me deprimo al descubrir la paciencia que hay que tener para salir adelante. Me imagino a Ermanno Olmi trabajando para una empresa de construcción, con un contrato y fondos para hacer cine, frotándose las manos con la oportunidad que le brindan, una cámara y tiempo para desarrollar sus ideas, el contrapunto, un tema fijo, dejar bien a EdisonVolta.
A partir de ahí le imagino rompiéndose la cabeza por no repetir historias. ¿Cómo hacer siete cortos distintos sobre la construcción de presas? Es un intento loable, sin duda. Descubrimos sus ansias de llegar alto al escuchar la banda sonora, propia de las grandes historias épicas. Y su forma de narrar, engrandecida, incluso inflada, le delata. ¡Qué ganas de tocar el cielo! Destila amor: por su tierra, por la naturaleza, por la fortaleza del hombre y por los prodigios de la mente humana, pero todo ello bajo las instrucciones de Edison Volta es sospechoso. Me recuerda un poco a un video que una vez vi sobre las benevolencias de la energía nuclear.
La excepción, Grigio. Diez minutos de demostración de cómo sacar brillo a la cámara. Diez minutos de extrema expresividad visual. Un atisbo de lo que queda por ver.

¡Las ganas que tengo de encontrarme con un Olmi libre de ataduras! La oportunidad ya la tenemos. Il tempo si è fermato se pasará el miércoles. Centochiodi mañana lunes, y mucho más. Me podéis ir contando qué os parece mientras tanto.

Beatriz Herzog.

Autohystoria

Dicen que caminar es bueno para la circulación. A Raya Martin debe bullirle la sangre por las venas que da gusto.


Autohystoria: 10 planos (¿para qué más?) y 95 minutos para contar un suceso de hace más de cien años.
La noche en Filipinas. Tráfico, ruido, sirenas, policía, gente, policía, más policía... No hay palabras, sobran. Las imágenes hablan por sí solas. Tres espectadores se levantan y abandonan la sala.
La cinta parece que se repite en un bucle sin fin. Una sensación agónica se traslada al espectador. Algunos no lo soportan, se mueven incómodos en la butaca. Dos bajas más.
La Luna. Un bosque. Dos hombres cautivos. Miedo. Una caminata eterna en la oscuridad... Otro que se marcha.
Así no hay manera de ver el documental. Hay que dejarse llevar por las sensaciones que evoca la grabación, aunque no demasiado, si no queremos acabar dando cabezadas contra el apoyabrazos. Termina la proyección.
Dicen por ahí que Raya Martin es un genio... no sé... puede que sea uno de esos genios incomprendidos. Hace una hora y media había once personas más en la sala.

Gorka.


Autohystoria se proyectará el lunes, 18 de febrero, a las 20.30 en Civican.

sábado, 16 de febrero de 2008

La mano en marcha



Los manomanistas ya están entre nosotros. Los siete locos, armados con un teléfono móvil, han desembarcado en Punto de Vista dispuestos a terminar sus diarios de viaje. La presentación de sus trabajos, el jueves a las 12.30 en Civican y a las 22.30 en Golem Yamaguchi.

52 percent / Pó de estrelas / The existence

Tres en uno:


52 percent no es sólo una cifra. Para los profesores de la Academia de Ballet de San Petersburgo es la proporción perfecta entre la longitud de las piernas y la altura total de una persona. Además, un requisito indispensable para ser admitido en la escuela. Para Alla es mucho más que eso. Es lo que necesita para alcanzar su sueño y llegar a ser bailarina. Ese 52 por ciento dirige la vida de Alla hacia un objetivo, pero no sin pedirle sacrificios y muchas horas de trabajo a cambio. Lo grave es que Alla tiene 11 años.
Sin narrador, y rodado de una forma absolutamente natural, cualquier elemento que se interpone ante la cámara le sirve a Rafal Skalski para crear un nuevo y mejorado plano (¡atentos al gato!).

Una simple cifra basta para tirar a la basura los sueños de una niña. 20 minutos bastan para contarlo.

Pó de estrelas

Silencio en la sala. Las primeras imágenes salpican la pantalla. Son estrellas. Como nunca las hemos visto: encadenados y fundidos de imágenes telescópicas, formas extrañas y colores que rozan la psicodelia. El silencio perdura durante diez minutos más. De pronto, el montaje se acelera. La mente despierta del coma. Una batería de imágenes a velocidad vertiginosa impacta contra las retinas de los espectadores. Los ojos en la oscuridad tratan de captar cada una de las escenas, algo imposible. Aún así, las reconocemos, las hemos visto mil y una veces: chicas "10", coches, perfumes, galletas dietéticas, pañales, cereales con fibra, fármacos adelgazantes... y después, la bomba final. Los ojos de los espectadores se paralizan. Guerra, hambruna, violencia, exterminio, odio, muerte... el Horror. Y otra vez el silencio...
Todo ello, montado y contado con una ironía casi grotesca que hiela la sangre... pero da (mucho) qué pensar.

Garantizado: nadie quedará indiferente ante este experimento en imágenes.


¿Para qué queremos nuestro cuerpo una vez que hayamos muerto?
A sus 80 años de edad, Jerzy Nowak, actor, decide donar su cuerpo a la ciencia. Sus dudas, recelos y sentimientos más íntimos respecto a un tema tan controvertido quedan al desnudo crudamente en este documental, a la espera de que llegue la hora.
Una imagen: Jerzy Nowak caminando lentamente por la clínica a la que donará su cuerpo mientras avalanchas de alumnos con batas blancas le adelantan. "Proyectos" de médico que se cruzan sin inmutarse con el hombre cuyo cadáver puede que diseccionen en un futuro relativamente próximo.

"¿Por qué hacer un documental sobre mi muerte? Por la fama".

Gorka.

Los tres documentales se proyectarán mañana, domingo 17 de febrero, a las 19.30 en Civican.

MY WINNIPEG


¡Bienvenidos a La Región Central!
Punto de Vista abrió ayer esta sección que aúna bajo un mismo rótulo pequeñas perlas tildadas de vanguardistas. ¡No os dejéis asustar! La Región Central es ese lugar del festival donde encontrar lo nuevo y lo bueno, lo premiado y lo que está por descubrir. Un saco de trapo valioso a nuestro alcance en donde poder perdernos y regocijarnos, pues si Punto de Vista es calidad, es innovación, es vanguardia; es por esto.
Ayer los espectadores de My Winnipeg o lo sabían o descubrieron que esta obra estaba a la altura. La sala se llenó por hora y media de risas y sopor al amparo de Guy Maddin, director del documental. Bajo el pretexto de un viaje en tren, el director redescubre su tierra a medio camino entre la realidad y la ilusión, pues es bajo la forma de un sueño como descubrimos el corazón de Canadá, Winnipeg. Los sueños no tienen leyes, por eso Maddin se las salta todas. Como en todos los sueños se mezcla terror y euforia, aquí no puede ser de otra forma. El espectador se encuentra súbitamente psicoanalizando al director mediante hipnosis. Descubriendo sus raíces, sus pasiones, su locura, y de repente deja la consciencia para transportarse al mundo del sonambulismo.
My Winnipeg te atrapa en una red por la que es un placer dejarse acoger.


La siguiente cita será hoy a las 17:30 con Fengming: Una memoria china. No esperéis a que os cuente qué tal estuvo.

Beatriz Herzog.

Chicas y mosquitos


Unas fotos en la ciudad de Sylvia y The mosquito problem and other stories.

Sala de proyecciones de Civican. Interior. Tarde-noche.
La peña siempre se apunta a los actos de inauguración. Luego, las pelis de la Sección Oficial que se las traguen los gafapastas, los jubiladicos o los críticos masocas (por cierto, ya he cazado a dos espectadores luchando contra los párpados). Pero las inaugurations son otra cosa. Hay azafatas, algún rostro conocido y mucho holaquétalcuántotiemposinverte. Y encima, tras el evento (horrible palabro), la organización se estira con canapés y vinito. Para que vean que el cine docu-minimal-underground no se riñe con la panza llena y el corrillo de chismes. Entre las mesas reptan fulanos pintorescos, con aspecto de haber nacido con una handycam bajo el brazo. Sólo faltaban por allí Arrabal y Jodorowsky hablando de patafísica
     Pero bueno, centrémonos. A eso de las 19.00 de ayer, cinéfilos y cinéfilas (o meros desquehacerados) empiezan a hacer cola para videar Unas fotos en la ciudad de Sylvia (España, 2007), una película muda, casera y en blanco y negro que José Luis Guerín rodó dos años antes de En la ciudad de Sylvia. A las 19.30, tras una presentación a cargo del sabio jefe de la tribu Carlos Muguiro, el film se proyectó con música en directo. Violín, travesera, violonchelo, clarinete y guitarra subrayaban los paisajes urbanos y bellos rostros femeninos captados por Guerín en ciudades como Estrasburgo o Florencia. El cineasta consigue que la sucesión de imágenes estáticas tengan sabor y no arranquen bostezos. El montaje crea tensión narrativa, deleitándose muchas veces en los detalles urbanos y las miradas de los transeúntes. Momentos embalsamados con la paciencia del objetivo. Los lentos encadenados transmiten la melancolía del artista, que suspira por el amor perdido. Porque de eso trata Unas fotos en la ciudad de Sylvia, de la persecución de la chica de sus sueños. Un argumento pueril, puede objetarse, más propio de un videoclip de James Blunt. Tal vez. Sí es cierto que el metraje es un poco excesivo y el lirismo corre el riesgo de coagularse en sirope adolescente. Pero vale la pena dedicar 70 minutos al experimento. Una vez, ojito. Dudo mucho que los asistentes ayer congregados recurran en el futuro a la mediateca para ver de nuevo la cinta de Guerín. Pero bienvenida sea al Festival, qué demonios.


Esta mañana he viajado al norte de Bulgaria. Y la cosa allí está jodida, por usar un término académico. Por lo menos en la ciudad de Belene, que es lo que me enseña el documental The mosquito problem and other stories (El problema del mosquito y otras historias, 2007), dirigido por Andrey Paounov. Allí, a orillas del Danubio, los honorables ciudadanos tienen que soportar la chapa de una colonia de mosquitos tocapelotas y la penosa situación económica que les consume desde la caída del comunismo. En 1990, el aborto de la construcción de una planta nuclear dejó miles de puestos de trabajo y esperanzas sepultados bajo un futuro vacío. Diecisiete años después, Belene sigue suspendida en el tiempo, intentando sobrevivir a su propio limbo. Paounov da un aire tragicómico a la historia. La cinta recopila trozos de vida de los habitantes, con sus comidas, sus trabajos, sus lágrimas, sus confesiones y sus silencios. Una mujer que aún siente el peso de su antiguo uniforme comunista, un cubano que emigró allí a trabajar en la fábrica y al que tan sólo le queda la compañía de su guitarra, un barco de turistas casi fantasmal que recorre las supuestas exóticas aguas del Danubio. Escenarios patéticos, ajados, casi post-apocalípticos. Todo ello envuelto con la nube de humo blanco que trata de exterminar a los mosquitos y a los recuerdos. Sin éxito.
Peli muy recomendable, sí señor.


Yago González


The mosquito problem and other stories se proyectará mañana, domingo 17, a las 17.00 en Civican.

viernes, 15 de febrero de 2008

El Este también existe


Crown y Tovarisch, I am not dead 

       
Ya que en esto del cine se habla tanto del pacto de lectura, empezaré sellando el mío propio para con los lectores. Un servidor, neófito en la crítica festivalera, bullía anteayer de excitación con el anzuelo del nuevo Indy que se acerca a nuestras pantallas. Dice uno esto para disculpar la ineptitud, ininteligibilidad y cretinismo que en los próximos días hará fehaciente a la hora de valorar documentales de distinto pelaje. Háganse cargo. Como hijo de mi generación, fui criado por la Mtv y Los Goonies y, tal y como su nombre indica, el Festival Punto de Vista exige reestrenar la mirada, sacudirse los prejuicios y entregarse a la curiosidad y la contemplación. Pero acepto el reto. Intentaré, dentro de lo posible, saber valorar lo que las películas quieran ofrecerme y resistir la tentación de consultar el reloj en la sala oscura.
     Mi bautismo de fuego tiene lugar frente a Crown (2007), un cortometraje ruso de 16 minutos realizado por Vyacheslav Prokopenko. La peli, de corte ensayístico, viene a reflexionar sobre la Condición Humana. Así, a pelo. El encadenado de secuencias, a priori inconexas, hablan sobre el viaje de una vida en el océano del mundo. Nacer, crecer, someterse, morir y renacer. Crown muestra a niños durmiendo, a niños convirtiéndose en soldados, a hombres muriendo y a hombres hechos carne de mesa de forense. Algunas escenas, si bien crípticas, conseguir perturbar con sus agresivos claroscuros, sus saturadas texturas y sus drones lynchianos. El resultado es una obra bizarra, experimental, que se pretende angustiosa y existencialista pero se queda en paja mental para el común de los mortales. 
        No obstante, el peaje ruso bien merece la pena. La cinta que le sigue, Tovarisch, I am not dead (2007), es un documental biográfico de 85 minutos sobre la memoria recuperada y el retorno a los puntos negros de la existencia. Garri Urban, judío ucraniano y víctima de los campos de concentración nazis y soviéticos, regresa en 1992 a Moscú, donde fue brutalmente torturado por la KGB. Su hijo Stuart, aficionado al cine desde crío, recoge el viaje en una especie de vídeo-diario. Garri ríe, llora, discute con su hijo cineasta, perdona (que no olvida) a sus verdugos, se reencuentra con un viejo amor y, en una de las escenas más emotivas del film, retorna al hogar de su madre. Tovarisch es a la vez una película doméstica, una historia familiar, un documento histórico, un trabajo de investigación y un perfil de Garri Urban que transmite con sobriedad y elegancia su carismática personalidad. El ritmo es ágil, el montaje, certero y la narración, fluida. Imprescindible para todos aquellos interesados en la historia reciente de Europa. Y en las sombras de los seres queridos. Y en la nostalgia. Y en el buen cine.


Yago González


Crown y Tovarisch, I am not dead se proyectarán mañana, sábado 16, a las 19.30 en el Civican.
  

CAMPAIGN



"Buenos días. Soy Yamauchi Kazuhiko, por favor, vótenme".

Cuenta atrás. Quedan pocos días para las elecciones en la ciudad de Kawasaki (Japón). Yamauchi debe conseguir votos desesperadamente para llegar a ser alcalde. Sus armas: un megáfono, infinitos apretones de manos y sobre todo, mucha... mucha perseverancia. Su estrategia: acudir a todos los actos posibles y perseguir a los ciudadanos día y noche, (por la calle, en el metro...), sin descanso. Nada que ver con los despliegues mediáticos a los que estamos acostumbrados en las campañas electorales.
Durante dos horas, Campaign nos sumerge, cámara en mano, en la frenética y en ocasiones absurda carrera de Yamauchi para lograr la alcaldía. Se trata de una elaborada muestra de lo sorprendente y desconocida que puede resultar la vida política nipona a ojos occidentales.

Nota: ¿soportarían nuestros políticos locales una campaña electoral "a la japonesa"?


Gorka.

jueves, 14 de febrero de 2008

El panfleto


Punto de Vista tiene un periódico propio. O algo similar. Una publicación modesta, pero diaria, con la que orientarse en la proyecciones, leer entrevistas exclusivas con los directores o reflexiones de críticos, amigos y conocidos de Punto de Vista. El número O ya está disponible para descargar, además de poder encontrarse, impreso claro, en las tres sedes del festival.

lunes, 11 de febrero de 2008

Ven y mira


'In the memory of a day gone by' (1991), de Sharunas Bartas. Primera piedra de El silencio. Ven y mira.

sábado, 9 de febrero de 2008

La soledad es esto



Primer lazo en el dedo (para no olvidar una cita): 'Combalimon', sábado 16 de febrero en Golem Yamaguchi. La película cuenta sin grandes aspavientos cómo la granja Combalimon va quedándose vacía: de personas, de animales, de visitas, de esperanzas, de presencias, de recuerdos. El viejo Jean afronta el fin con una dignidad que recuerda a los pastores de Pelechian. Y mientras tanto, Raphaël Mathie, el director, desparece en esa distancia (tal difícil) en la que la cámara no sólo no coarta sino que hace más libre al personaje. Bajo la influencia de Raymond Depardon. En Punto de Vista 'Combalimon' está rodeada de grandes nombres (Guy Maddin horas antes, Wang Bing, minutos después), y es una de las apuestas de La Región Central por directores emergentes. Un lazo para no olvidar.

viernes, 8 de febrero de 2008

Presentando



Las ruedas de prensa son ceremonias misteriosas, una especie de púlpitos desde la que convencer, en un espacio breve de tiempo, a los periodistas, y a través de ellos a todos ustedes, lectores y espectadores, de que merece la pena acercarse al programa que tanto esfuerzo ha costado preparar. Un primer examen, obligatorio. Pero también el verdadero comienzo y el disparo de la emoción. Ya no hay vuelta atrás. El festival está lanzado.

Programa, programa, programa




En versión portátil. Para guardar. Y ultraligera. Vamos a empezar. Tomen asiento.

lunes, 4 de febrero de 2008

Olmi y la tormenta







La obra de Tarkovski se inicia con un trávelling vertical sobre un árbol (en 'La infancia de Iván') y se cierra con un plano equivalente, perfectamente simétrico, en 'Sacrificio'. ¡Qué hermoso cuando un plano se completa veinticinco años después! Pensemos en Olmi. Entre estas dos tormentas han pasado casi cincuenta años. La primera daba la bienvenida a un joven cineasta; la segunda, dice adiós a un maestro. La primera pertenece a 'Il tempo si è fermanto' (1959), primer largometraje del director italiano. La segunda, a 'Centochiodi' (2007), “mi última ficción narrativa”, tal y como anunció en el festival de Cannes. Cincuenta años son muchos años. La mitad de la vida del cine. Casi toda la vida de Olmi. ¡Qué hermoso cuando un cineasta encuentra que en el principio ya estaban las imágenes de su despedida!

En plano


Wang Bing colocó el trípode, plantó la cámara y encuadró. Y ella entró en plano. Y arrancó a hablar. Y mientras la luz iba desapareciendo, y las sombras ganando terreno en su rostro, desgranaba con paciencia la historia de su vida. 
Wang Bing colocó el trípode y la dejó hablar. El resultado es la película del año. Un monumento cinematográfico, una obra imprescindible, total, apabullante y necesaria. He Fengming. Estreno aquí