Bad Blue Boys y Welcome Europa.
Ya echaba yo de menos el documental social en el Festival (y perdón por la rima). Sin menoscabo hacia las piruetas bizarras, creo que el espectador se revuelve menos en el asiento cuanto mayor sea el vínculo entre lo que se muestra en la sala oscura y la realidad que aguarda a la salida. Porque, puestos a fantasear, mejor acudir a Star Wars o al producto nacional.
La cosa empieza con Bad Blue Boys, que guarda cierta similitud temática con la mejor película hasta la fecha. Un antiguo hincha del Dinamo de Zagreb, equipo de fútbol de la ciudad croata, sobrelleva como puede su vida cotidiana. Las borracheras de violencia y caos del pasado han dejado una sempiterna resaca en su alma con diagnóstico psiquiátrico. El director oculta el rostro del protagonista pero trasmite con acierto su tormento vital. ¿La clave? El silencio, el silencio, el silencio. Y, de vez en cuando, como arañazos de furia, algún rasgueo de rock and roll. No obstante, se echan en falta algunos minutos de más que acaben de redondear y matizar la historia. El final es abrupto, desconcertante. Tal vez sea esa su intención. Yo me quedo con hambre. Pero el aperitivo estaba bueno.
Nota: Sentado a mi lado, el cineasta y miembro del jurado Ross McElwee (un híbrido de Geoffrey Rush, Spielberg y Rubalcaba) toma notas en su libreta sin despegar los ojos de la pantalla. Qué tío. Pero, aaaaamigo... tampoco se libra de las pugnas contra Morfeo. Cosas del jet-lag, I suppose.
No hay mejor chute de conciencia que el mostrado a cara descubierta. Sin filtros, tapujos ni barnices happy-hippies. Si parte del cine documental es un buen escaparate de injusticias sociales, Welcome Europa es El Corte Inglés. Durante hora y media, vemos a inmigrantes (marroquíes, turcos, rumanos) que se pasean por la puta calle de ciudades europeas. Buscando dinero, vida, dignidad y hallando soluciones denigrantes: sexo por dinero en lavabos mugrientos, compañía y placer a adultos viciosos, etc. Baretos sórdidos, estaciones de autobuses, puentes convertidos en colmenas humanas, son los únicos paraísos con los que se topan estos rastreadores de la estabilidad. Europa y sus puertas cerradas. A cal y canto.
"España es una puta y al que le fascina, un marica", dice un marroquí vagando por Sevilla.
Por favor, Carlos, Gonzalo, mandad copias de esta peli al barbas y el cejas. Que aprendan.
Yago González
Bad Blue Boys y Welcome Europa se proyectarán pasado mañana, jueves 21, a las 17.00 en Civican.
2 comentarios:
¡¡Guau, vaya cierre de post!!
Pides demasiado, amigo, pides demasiado.
La película que se debería mandar al cejas y al barbas es la de How it's done de Marcel Lozinski. Un brilante documental donde se muestra claramente y sin tapujos las trampas de las democracia. en estas fechas de elecciones todos los votantes deberían ver este documental
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